Las claves del partido:
La selección española femenina de fútbol arrancará este jueves en el Estadio de La Beaujoire de Nantes (17.00 horas/La 1) su primera aventura en los Juegos Olímpicos y lo hará enfrentándose a Japón, un rival ante el que buscarán revancha después del doloroso 4-0 que les endosó en el pasado Mundial de Australia y Nueva Zelanda.
Las jugadoras dirigidas por Montse Tomé quieren comenzar con buen pie su primera experiencia olímpica, y no hay mejor forma de hacerlo que espantando los fantasmas de la última vez que se enfrentaron al combinado asiático, que realizó una absoluta exhibición y fue el único a la postre capaz de desarbolar a la posterior campeona del mundo.
España llega al reto tras disputar los dos últimos partidos de clasificación para la Eurocopa del 2025, saldados con la derrota por 2-1 ante República Checa y la victoria por 2-0 a Bélgica. Dos encuentros en los que las españolas evidenciaron falta de ritmo tras las cortas vacaciones y la necesidad sobre todo de mejorar un físico castigado por el desgaste de un año muy largo.
Japón será una durísima prueba de toque para una selección que debutará en unos Juegos, pero lo hará con altas aspiraciones tras ser campeona del mundo y de la Liga de Naciones. En la previa, la capitana Irene Paredes asumió «las altas expectativas» que generan después de sus últimos éxitos, pero intentó eludir el favoritismo que se les presupone desde fuera. Empezar con buen pie ante un rival de entidad dará confianza de cara al primer objetivo de superar el grupo.
La central guipuzcoana volverá al once titular tras perderse el choque ante Bélgica por sanción, una primera alineación donde la principal duda reside en cómo configurará Montse Tomé el centro del campo, que en Riazor hace una semana fue el formado por Patri Guijarro, Aitana Bonmatí y Alexia Putellas, con Jenni Hermoso y Tere Abelleira en el banquillo. En ataque, lo más probable sería el tridente más habitual que forman Mariona Caldentey, Salma Paralluelo y Athenea del Castillo.
El combinado español sufrió mucho en Nueva Zelanda con las transiciones ofensivas y el bloque medio-bajo que estableció el equipo dirigido por Futoshi Ikeda, que en la primera parte no le importó no tener apenas el balón, porque el tiempo que lo tuvo lo invirtió a la perfección para hacer el 3-0 con el que se alcanzó el descanso.
España apenas hizo daño y Montse Tomé, presente ese día, también se habrá esmerado en encontrar la fórmula para solucionar los problemas ante el entramado defensivo japonés, y evitar las pérdidas en posiciones comprometidas, aspectos claves para que la campeona del mundo pueda desquitarse de la dura derrota en el último choque ante sus rivales, una derrota que, sin embargo, sirvió de catapulta para una mejora que se ha arrastrado prácticamente hasta el día de hoy, salvo algunos tropiezos contados (Italia y Chequia).
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